Después de cinco horas de espera, dos de pie y tres sentado, este tecleador y "ciudadano de a pie" (frase muy en boga en Zacatecas) y de los “Oe oe oe, Serrat Serrat” que todos coreábamos en la Plaza de Armas que en esta ocasión sirvió de auditorio al aire libre donde muchos de nosotros como siempre emocionados esperábamos escuchar y ver al Nano.
Amigos y familiares llamando por teléfono celular a los que no llegaban y que seguramente no llegaron porque el lugar estaba abarrotado dos horas antes del inicio del concierto. Hasta la enorme sección VIP también ya no tenía cabida para tanto gorrón de nuestros impuestos y ni ellos querían quedar fuera del evento.
La gente un poco descontrolada y nerviosa hacia la ola y gritaba sus cuentas regresivas “5, 4, 3, 2, 1” hasta que un fulano como presentador anuncia la llegada del cantautor, mientras que en el escenario, cinco músicos tomaban sus lugares frente a sus instrumentos, allá a lo lejos el estimadísimo Ricardo Mirelles quien desde que me acuerdo es el cómplice pianista que acompaña a Serrat en casi todos sus conciertos, luego Marta Roca la chica del violín, Daniel Casielles en el bajo, más acá Vicente Climent el de la batería y casi frente de mí Josep Mas en los teclados.
Las luces son apagadas y flotan en el aire las primeras tonadas del violín, el teclado, la guitarra, el bajo y la batería y ¡zaz!, las luces se encienden otra vez, cuando el público grita de júbilo al parecer un hombre vestido como cualquier otro hombre con camisa oscura un saco negro (yo diría que hasta medio feo) y pantalones de mezclilla azul aparece, mientras que el centenario reloj de la Catedral marca las 20:30 horas, cantando “Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así, aprovecharlo o que pase de largo, depende en parte de ti. Dale el día libre a la experiencia para comenzar, y recíbelo como si fuera fiesta de guardar. No consientas que se esfume, asómate y consume la vida a granel. Hoy puede ser un gran día, duro con el…”, mi cantautor favorito español estaba en escena. Luego nos dijo: “Me siento halagado de estar en tan bello escenario, espero no distraerme, si alzo la vista tengo de frente tan majestuosa Catedral, si la bajo, los tengo a ustedes… trataré de resistir mis emociones pues soy una persona muy sensible”.
Serrat como un buen hombre de tablas ya tiene bien ensayado la explicación de su clon inverso que es Tarres, y en esta, como en otras ocasiones nos platico de él, sobre su viaje a Alaska: “yo creo que hubo un asunto de faldas, le dijimos que íbamos a Alaska que hacía frío y no le gusta. Como lo vamos a tener engañado si es más vivo que el hambre el cabrón. Al ver que hacíamos la maletas y que metíamos pantalones holgados y paliacates. Miró la cara de felicidad de Serrat…ah Pinche cabrón, tú te vas pa´ Zacatecas, pues yo también”. Después de la charla sobre su otro yo, le siguió con la cantada.
Además de “Hoy puede ser un gran día”, y de “Tarres” nos deleito con “Sinceramente tuyo”, “La bella y el metro”, “Esos locos bajitos”, y llegó el homenaje que le hace a Miguel Hernández en los 100 años de su natalicio y que forma parte de su último disco “Hijo de la luz y de la sombra”, que en realidad fueron un manojo de poemas musicales de libertad, de belleza, de dolor, de denuncia del hambre y el abandono, de dignidad frente al oprobio de la dictadura franquista:. “La palmera levantina”, “El hambre”, “Dale que dale”, “Las desiertas abarcas”, “Si me matan bueno”, “Hijo de la luz y de la sombra”, “Nanas de la cebolla”, “El niño yuntero”, “Para la libertad”, “Llegó con tres heridas”. Muchas de ellas totalmente desconocidas para el público Zacatecano (o al menos eso fue lo que percibí).
Le siguió con varios de sus temas clásicos (que ahora se notaba que los zacatecanos conocían muy bien): “Lucía”, “Disculpe el señor”, “Mediterráneo”, “Tu nombre me sabe a hierba”, “Pueblo blanco”, “Cantares” (que m{es bien la cantamos nosotros y el tarareo), “Penélope”, Paraules damor” (cantada en catalán, porque como si no lo supiésemos, él es de Cataluña), “Es caprichoso el azar”, “Señora” y como ya le es habitual cerró con “La Fiesta”.
A lo largo del concierto y en el telón del fondo del escenario se proyectaron imágenes vistosas y creativas de un montaje multimedia con video, fotografías, pinturas y textos y gráficos de hilvanadas con las canciones.
Al final, y como en todo buen concierto, la gente no lo quería dejar ir, retorno dos veces al escenario a fin de complacer al emocionado respetable. Así pues, muchos de nosotros con algunas estrofas en nuestros labios, nos fuimos levantando desganadamente de nuestros lugares y salir pausadamente de la plaza.
Como siempre, Serrat nos dejó un testimonio vivo de que la existencia sin belleza y sin pasión, será otra cosa, menos vida. Serrat el autor, el músico el poeta, el ahora vinatero y siempre enamorado de la vida y de la libertad, cumplió con los zacatecanos un noche fresca de primavera el viernes 29 de abril de 2011.
Solo espero que las divinidades celestiales, nos brinden a Serrat y a nosotros, el placer de verlo otra vez en Zacatecas.
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Lo histórico - Con este concierto van dos que presenta en Zacatecas y son dos veces en que he tenido la oportunidad de verle y escucharle. Una buena puesta para Zacatecas,
Lo malo - Lástima por el comportamiento tanto de la gente como de las autoridades, les falta todavía aprender de organización unos y de respeto otros.
Más cornadas dan... las redes sociales
Hace 8 años.
2 comentarios:
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Un Saludo
Melannie.
No conozco la obra de Serrat, a lo mucho Penélope y Cantares.
Saludos neófitos.
El Zórpilo.
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