sábado, 30 de junio de 2007

Que mas se puede desear por dos pesos II (Historias del metro de la ciudad de Mexico).


Que mas se puede desear por dos pesos II

Seguramente debe de haber tantas historias como pasajeros hay muchas de ellas inenarrables otras con certeza maravillosas, y todas ellas viajan juntas o se esconden en el metro a lo largo del día y de sus vías; no falta algún desconocido que te dirija la palabra, intempestivamente y sin prisa pero sin pausa te abrevien el tiempo de llegada a tu estación, tampoco faltan ni la chica guapa que se digne a mirarte y tal vez coquetear un poco contigo a través de las miradas, ni el cantante ciego tratando de emular a Vicente Fernández o a Juan Gabriel, ni los acróbatas "drugos" que se maceran la espalda en una cama de vidrios rotos, ni los violentos que se enojan por "quitarme estas pajas", o lo latosos y ruidosos vende bara bara de discos piratas del artista del momento y que ponen esa canción de moda a un volumen que si la pusiera así en mi trabajo, me echan a patadas de ahí con todo y experimentos, ! toco madera y cuero de burro ¡, no me puedo imaginar afuera de la catedral metropolitana con una jaula repleta de ratas nefríticas ni con mi microscopio a un lado buscando quien me de chamba de científico loco.

Con frecuencia a la entrada de metro distribuyen periódicos gratuitos o folletos de propaganda y que de mano en mano viajan hasta terminar de alfombra en los vagones, tampoco falta el sujeto que con disimulo alarga, como tortuga, su cuello para leer el periódico del vecino, ni el limosnero que te quiera extorsionar delicadamente diciéndote que por no robar mejor pide una monedita o de perdis una sonrisita. He visto a personas darle un moneda y todavía decirles que tienen cara de niño bueno, si ese es un niño bueno yo soy entonces un arcángel: El arcángel San Polycarpio, casi virgen y santo, y azote de los residentes de especialidad que no hacen bien su trabajo (el del laboratorio ¿he?, y no el de la clínica, el Gregorio Casa (Gregory House) estaría encantado de mí.

En el metro he escuchado historias que rayan en lo catastrófico y verdaderamente tristes hasta eventos hilarantes, ¿y como evitarlo si los sujetos en cuestión, lo están narrando a un costado tuyo?, así me enterado del embarazo de una chica antes de que lo sepa su novio, o del pepenador que tiene una bronquísima para reunir 200 pesos, "No, no son veinte ni cincuenta, son doscientos pesos, los que me hacen falta" le decía un apasionado pepenador a su dulcinea que mas bien en esa ocasión se parecían al personaje de doña Hermelinda (pero sin estar tuerta) y a su fiel ayudante don Chento (o algo así).

Continuará…

8 comentarios:

Remo dijo...

Que se nos ha convertido usted en un buen cronista del metro, me gustó su diagnóstico doctor.

Saludos atentos.

El Zòrpilo

webita dijo...

jajajaja, que bueno está ésto... buen dia Poly!

Magda dijo...

Vaya que hay historias que rescatar Poly. Todas ellas hacen la gran crónica de la inmensa urbe, que finalmente viene siendo la nuestra.

Saludos!

Anónimo dijo...

Mi Querido Polycarpio:
Me encanto la foto,.. un poco apretados.. jejeje..
Sabes, pude imaginarme a ese cientifico loco, (como tu dices) me gusto mucho tu frase..
Y desde luego esas historias escritas con tu toque tan personal.. son muy buenas!!
Besos..

Poly dijo...

Estimada Mine Leyla, me da gusto que me leas aunque estes de vacaciones.

Ya viene el poste de mis futuras, añoradas, altamente deseadas, y no se si merecidas, pero muy necesitades vacaciones mias.

GMG dijo...

Por dos pesos, probablemente no se puede desear nada más... Pero es una magnifica historia e, además, gratuita...

Maria Ines dijo...

Poly:
Si por dos pesos tenemos todo lo que cuentas, es una ganga.
Aunque la música esté a semejante volumen es interesante ver el paisaje de esta humanidad que hemos logrado conseguir.
Después de todo es la vida en movimiento.
Saludos

Anónimo dijo...

Pintoresco el metro, supongo que es 'muy mexicano'. Por lo pronto hoy he utilizado un taxi, y hasta llegué temprano al curro.

Saludos!

-dhaos-